Crónicas do Grande Despertar | Crónicas del Gran Despertar

05/07/2024

O parasitismo Cultural | El parasitismo Cultural


O parasitismo Cultural surge da mesma forma que o parasitismo surge na política. Um parasita é simplesmente uma forma de vida que vive dentro ou sobre o corpo de outra forma de vida, à sua custa. Envolve, portanto, o direccionamento de parte da energia do hospedeiro para um fim estranho ao seu interesse. Isto é absolutamente inevitável: se a energia de um organismo está a ser gasta em algo que não seja o seu próprio desenvolvimento, está a ser desperdiçada. O parasitismo é inevitavelmente prejudicial para o hospedeiro. Os danos aumentam proporcionalmente ao crescimento e disseminação do parasita.

Qualquer grupo que não participe no sentimento-Cultura, mas que viva dentro do corpo-Cultura, implica necessariamente uma perda para a Cultura. Tais grupos formam áreas de tecido anestésico, por assim dizer, no corpo da Cultura. Tal grupo, ao situar-se fora da necessidade histórica, do Destino da Cultura, milita inevitavelmente contra esse Destino. Este fenómeno não depende de forma alguma da vontade humana. O parasita está espiritualmente fora, mas fisicamente dentro. Os efeitos sobre o organismo hospedeiro são perniciosos, tanto física como espiritualmente.

O primeiro efeito físico dos grupos não participantes dentro do corpo de uma Cultura, é que os números da população da Cultura são deste modo reduzidos. Os membros do grupo estranho ocupam o lugar dos indivíduos pertencentes à Cultura, que assim nunca nascem. Reduz artificialmente o número das populações culturais pelo número do grupo parasita. No parasitismo animal e humano, um dos numerosos efeitos sobre o hospedeiro é a perda de nutrição, e o parasitismo cultural é análogo. Ao reduzir o número de indivíduos da Cultura, um parasita da Cultura está a privar a Ideia Cultural da única forma de nutrição física de que necessita – um fornecimento constante de material humano adequado à sua tarefa de vida.

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El parasitismo Cultural surge de la misma manera que el parasitismo político. Un parásito es simplemente una forma de vida que vive en, o sobre, el cuerpo de otra forma de vida y a sus expensas. Significa pues, la canalización de una parte de la energía del anfitrión en una dirección ajena a sus intereses. Esto es completamente inevitable: si la energía de un organismo se gasta en algo que no tiene nada que ver con su propio desarrollo, está siendo derrochada. El parasitismo es inevitablemente dañino para el anfitrión. El daño aumenta proporcionalmente al crecimiento y a la expansión del parásito.

Todo grupo que no toma parte en el sentimiento de la Cultura, pero que vive dentro del cuerpo Cultural, necesariamente implica una pérdida para la Cultura. Tales grupos, forman zonas de tejido anestésico, por así decirlo, en el cuerpo Cultural. Al permanecer fuera de la necesidad histórica del Destino de la Cultura, inevitablemente militan contra ese Destino. Ese fenómeno no depende, en manera alguna, de la voluntad humana. El parásito está espiritualmente fuera, pero físicamente dentro. Los efectos sobre el organismo anfitrión son deletéreos, tanto física como espiritualmente.

El primer efecto físico de los grupos no participantes en el cuerpo de una Cultura consiste en que la población de la Cultura se reduce a causa de ello. Los miembros del grupo extraño ocupan el lugar de individuos pertenecientes a la Cultura, que así nunca llegan a nacer. Reduce artificialmente la población de la Cultura en la misma proporción que la importancia numérica del grupo parasitario. En el parasitismo animal y humano, uno de los numerosos efectos sobre el anfitrión es la pérdida de alimentación, y el parasitismo Cultural es análogo. Al reducir el número de los individuos de una Cultura, un parásito Cultural priva a la Idea Cultural de la única clase de alimento físico que necesita: el suministro constante de material humano adecuado a su tarea vital. (Francis Parker Yockey, Imperium, 1948)

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