Crónicas do Grande Despertar | Crónicas del Gran Despertar

28/12/2023

O satanismo da civilização ocidental (e 2) | El satanismo de la civilización occidental (y 2)


«Quem é Satanás, Lúcifer o Estrangeiro? É um anjo, ou seja, a mente eterna celestial. É a primeira e suprema criação de Deus, que se revoltou contra Deus. Esta é a origem de toda a rejeição a Deus, do materialismo, do ateísmo, de toda a noção que, sem Deus, é possível construir um mundo melhor. Vemos esse princípio no humanismo, no desenvolvimento da ciência moderna e na doutrina social do progresso. Satanás não é apenas destruição e entropia, mas uma vontade consciente de destruir. É a rebelião, a destruição da unidade em nome do triunfo da multiplicidade. Não é apenas um debilitamento da ordem divina, mas a vontade de a quebrar. Quando o corpo se debilita, é uma coisa; mas, quando existe uma força, como o cancro ou outra doença, que leva o corpo à decadência, é outra coisa muito diferente. Satanás é a mente, a vontade de decompor-se; não apenas a decomposição em si, que é já uma consequência. Em certo sentido é uma crença, uma religião, uma anti-igreja. É a "igreja negra" que se encarna na cultura ocidental moderna, na ciência, na educação, na política. Vemos aqui não apenas a decadência, a falta de vontade para construir a ordem, a hierarquia, para elevar os princípios da ciência, da mente, do pensamento, da cultura à mais alta unidade, como na civilização tradicional, ao princípio hierárquico — porque a hierarquia terrena imita a ordem angélica. Além desta rejeição em fazer o bem, existe também a vontade de fazer algo directamente oposto, de fazer o mal. Quando observamos os ucranianos, Biden, Soros, Macron, vemos uma vontade activa e agressiva de destruir. O satanismo pressupõe necessariamente uma estratégia consciente e um impulso voluntário que gera um movimento enérgico das massas humanas. As massas podem destruir a cultura tradicional pela sua estupidez, passividade, inércia — esta é a propriedade da massa como tal, mas alguém impele esta massa numa direcção destrutiva, alguém a dirige, alguém a orienta. É aqui onde aparece o princípio do sujeito oposto a Deus (assim como ao homem no seu significado mais elevado). Está em todas as religiões: trata-se desta vontade consciente, do sujeito, de construir uma civilização anti-Deus, invertida. Não só para destruir o existente, mas também para criar algo repugnante, pervertido, tal como as mulheres barbudas LGBT do Ocidente.» 

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«¿Quién es Satanás, Lucifer el Extranjero? Es un ángel, es decir, la mente eterna celestial. Es la primera y suprema creación de Dios que se rebeló contra Dios. Este es el origen de todo el rechazo a Dios, del materialismo, del ateísmo, de toda noción de que la gente sin Dios puede construir un mundo mejor. Vemos este principio en el humanismo, en el desarrollo de la ciencia moderna y en la doctrina social del progreso. Satán no es sólo destrucción o entropía, sino una voluntad consciente de destruir. Es la rebelión, la destrucción de la unidad en nombre del triunfo de la multiplicidad. No es sólo un debilitamiento del orden divino, sino la voluntad de romperlo. Cuando el cuerpo se debilita es una cosa, pero cuando hay una fuerza, como el cáncer u otra enfermedad natural, que mueve al cuerpo a la decadencia, es otra muy distinta. Satán es la mente, la voluntad de descomponerse, no sólo la descomposición en sí, que ya es una consecuencia. En cierto sentido es una creencia, una religión, una anti-iglesia. Es la "iglesia negra" que se encarna en la cultura occidental moderna, la ciencia, la educación, la política. Vemos aquí no sólo decadencia, falta de voluntad para construir el orden, la jerarquía, para elevar los principios de la ciencia, la mente, el pensamiento, la cultura a la más alta unidad, como en la civilización tradicional, al principio jerárquico — porque la jerarquía terrenal imita el rango angélico. Además de este rechazo a hacer el bien, existe también la voluntad de hacer algo directamente opuesto, de hacer el mal. Cuando miramos a los ucranianos, a Biden, a Soros, a Macron, vemos una voluntad activa y agresiva de destruir. El satanismo presupone necesariamente una estrategia consciente y un impulso voluntario que genera un movimiento enérgico de las masas humanas. Las masas pueden destruir la cultura tradicional por su estupidez, pasividad, inercia —esta es la propiedad de la masa como tal, pero alguien impulsa a esta masa en una dirección destructiva, alguien la dirige, la orienta. Aquí es donde aparece el principio del sujeto opuesto a Dios (así como al hombre en su significado más elevado). Está en todas las religiones: se trata de esta voluntad consciente del sujeto de construir una civilización anti-Dios, invertida. No sólo para destruir lo existente, sino para crear algo repugnante, pervertido, como las mujeres LGBT barbudas de Occidente.»[artigo completo]

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