— Existe solução para este processo de Grande Substituição?
«Só há uma, que é a que nós preconizamos na nossa lista às eleições europeias, “La Ligne Claire” [A Linha Clara, 2019]. Esta solução única é a reimigração. Nenhuma ocupação terminou sem a saída do ocupante anterior. Nenhuma colonização cessou sem que o colonizador tenha saído. A Europa está, hoje, cem vezes mais colonizada por África, mais gravemente, mais profundamente, mais demograficamente, do que esta alguma vez esteve.
As deslocações de populações na actual colonização Sul-Norte são cem vezes maiores que a velha colonização Norte-Sul. Esta colonização demográfica corrói o próprio ser da nossa civilização. É preciso acabar, de uma vez por todas, com a era das colonizações na História da humanidade. Os argelinos são os nossos mestres: foram eles que inventaram a reimigração. A mala ou o caixão, diziam com graciosidade. Pela nossa parte, e para destacar as diferenças de civilização, devemos praticar uma reimigração pacífica e serena: no pior dos casos, a mala ou o carrinho. Os mesmos que pretendem a impossibilidade da reimigração, afirmam sem pestanejar que fazem falta quarenta milhões de novos imigrantes, quando não duzentos milhões. Porque é possível num sentido, com lanchas e barcos insufláveis, e não no sentido contrário, com os barcos e os aviões adequados aos nossos Estados de direito?»
— E o senhor, tem alguma esperança política?
«Há uma possibilidade num milhão. O adversário está em todas as partes… Só podemos sair desta situação utilizando a força à sua maneira, como no judo. Utilizemos a Amazon, o Twitter, o Facebook. Cavalgar o dragão. É preciso tentar tudo, não podemos deixar de o fazer. Talvez aconteça um milagre, quem sabe. Mantenho a esperança. Temos quatro modelos: a luta dos povos pelo direito a dispor de si próprios, Grécia, Hungria, Polónia, o Risorgimento no século XIX; a Reconquista, claro, mais distante no tempo; a Resistência durante a Ocupação nazi; as lutas pela descolonização, Gandhi, Fanon, Ben Bella, assim como a dissidência soviética. Estes são os que mais se assemelham ao nosso caso, e os que nos dão mais esperança. Estavam tão isolados como nós, tão desarmados, tão indefesos, tão caluniados e arrastados pela lama como nós. E ainda assim fizeram cair um enorme sistema opressivo como o soviético. O sistema que enfrentamos está inteiramente construído sobre uma mentira. Tudo é falso no “substitucionismo” global. A grande mentira fundacional, sobre a qual assentam todas as outras, é, naturalmente, a negação da Grande Substituição; é, na minha opinião, o negacionismo moderno. Mas, quando tudo é mentira, tais sistemas tendem a derrubar-se num único lance, em alguns dias ou meses, como aconteceu com o universo soviético: basta que uma criança declare, na sua inocência, que o rei vai nu.»
* * * * *
—¿Existe una solución para este proceso de Gran Sustitución?
«Sólo hay una, y es la que nosotros preconizamos en nuestra lista a las elecciones europeas, “La línea clara”. Esta solución única es la remigración. Ninguna ocupación ha terminado sin la salida del ocupante anterior. Ninguna colonización ha cesado nunca sin que el colono haya entrado. Europa está, hoy, cien veces más colonizada por África, más gravemente, más profundamente, más demográficamente, de lo que ella lo estuvo jamás.
Los desplazamientos de poblaciones en la actual colonización Sur-Norte son cien veces más importantes que los de la vieja colonización Norte-Sur. Sin embargo, esta colonización demográfica socava el propio ser de nuestra civilización. Hay que poner fin, de una vez por todas, con la era de las colonizaciones en la historia de la humanidad. Los argelinos son nuestros maestros: son ellos los que inventaron la remigración. La maleta o el ataúd, decían graciosamente. Por nuestra parte, y para mostrar mejor las diferencias de civilización, debemos practicar una remigración pacífica y serena: en el peor de los casos, la maleta o el carrito de viaje. Los mismos que pretenden que la remigración es imposible afirman sin pestañear que hacen falta cuarenta millones de nuevos inmigrantes, cuando no doscientos millones. ¿Por qué es posible en un sentido, mediante pateras y lanchas neumáticas, y no el sentido contrario, con los barcos y los aviones adecuados de nuestros Estados de derecho?»
—¿Tiene usted alguna esperanza política?
«Hay una posibilidad entre un millón. El adversario está por todas partes… Sólo podemos salir de esta situación utilizando la fuerza como él lo hace, como en el judo. Miremos a Amazon, o Twitter, o Facebook. Cabalgar el dragón. Hay que intentarlo todo. No podemos dejar de intentarlo. Quizás suceda un milagro, quién sabe. Mantengo la esperanza. Tenemos cuatro modelos: la lucha de los pueblos por el derecho a disponer de sí mismos, Grecia, Hungría, Polonia, el Risorgimento en el siglo XIX, la Reconquista, por supuesto, más lejana en el tiempo, la Resistencia durante la Ocupación nazi, las luchas por la descolonización, Gandhi, Fanon, Ben Bella, así como la disidencia soviética. Estos son los que más se parecen a nosotros, y los que nos dan más esperanza. Estaban tan solos como nosotros, tan desarmados, tan indefensos, tan calumniados y tan arrastrados por el barro. Y aun así hicieron caer un enorme sistema opresivo como el soviético. El sistema al que nos enfrentamos está construido enteramente sobre la mentira. Todo es falso en el “sustitucionismo” global. La gran mentira fundacional, sobre la que descansan todas las demás, naturalmente, es la negación de la Gran Sustitución, que en mi opinión es el negacionismo moderno. Pero cuando todo es mentira, tales sistemas tienden a derrumbarse de un golpe, en algunos días o algunos meses, como sucedió con el universo soviético: basta con que un niño declare, en su inocencia, que el rey está desnudo.»
Sem comentários:
Enviar um comentário