Guerras inevitáveis | Guerras inevitables

«Saímos da era do pós-guerra fria. Criou-se uma nova cortina de ferro, desta vez por iniciativa do Ocidente.

Os Estados Unidos exaltam as virtudes da concorrência, mas detestam ter competidores. Também detestam a ideia de um mundo multipolar. Depois de saírem vitoriosos da Segunda Guerra Mundial, toda a sua política externa consistiu em frustrar a aparição de potências rivais que pudessem ameaçar a sua hegemonia. Com a Europa já neutralizada e subjugada, restam a China e a Rússia, às quais tenta debilitar de todas as formas.

Para tal, tem à sua disposição uma importante ferramenta sob a forma de bases da OTAN. A OTAN, que deveria ter desaparecido ao mesmo tempo que o Pacto de Varsóvia, converteu-se agora na “OTAN global”, uma força policial internacional encarregada de proteger os interesses estado-unidenses em todo o mundo, enquanto exerce o que o general De Gaulle chamava a “forte tutela” sobre os seus aliados. Ao integrar os países do antigo bloco de leste na OTAN, os Estados Unidos pretendiam desafiar e cercar a Rússia. Politólogos estado-unidenses de alto nível, como Henry Kissinger, John J. Mearsheimer, George Kennan, Paul Nitze, Robert McNamara e muitos outros, já tinham advertido nos anos noventa para as dramáticas consequências da expansão da OTAN até às fronteiras da Rússia, o que Kennan qualificou de “erro fatídico”. Os estado-unidenses têm defendido sistematicamente a entrada da Ucrânia na OTAN. Em O Grande Tabuleiro de Xadrez, Zbigniew Brzezinski explicou porquê: “Os Estados Unidos devem apoderar-se absolutamente da Ucrânia, porque a Ucrânia é o eixo de sustentação do poder russo na Europa. Uma vez que a Ucrânia se separe da Rússia, esta deixará de ser uma ameaça”.

Desde Montesquieu que se sabe que há os que iniciam as guerras e os que as tornam inevitáveis. Os Estados Unidos e a OTAN fizeram tudo o que era possível para que a guerra na Ucrânia fosse inevitável. Uma guerra que não começou em Fevereiro de 2022, mas em 2014, uma vez que 14.000 pessoas já tinham sido mortas no Donbass quando interveio o exército russo.»

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«Hemos salido de la era de la posguerra fría. Se ha creado un nuevo telón de acero, esta vez por iniciativa de Occidente.

Estados Unidos ensalza las virtudes de la competencia, pero odia tener competidores. También odia la idea de un mundo multipolar. Tras salir victorioso de la Segunda Guerra Mundial, toda su política exterior ha consistido durante años en frustrar la aparición de potencias rivales que pudieran amenazar su hegemonía. Con Europa ya neutralizada y subyugada, quedan China y Rusia, a las que intenta debilitar de la forma que sea.

Para ello, tiene a su disposición una importante herramienta en forma de bases de la OTAN. La OTAN, que debería haber desaparecido al mismo tiempo que el Pacto de Varsovia, se ha convertido ahora en la "OTAN global", una fuerza policial internacional encargada de proteger los intereses estadounidenses en todo el mundo, mientras ejerce lo que el general De Gaulle llamaba su "fuerte tutela" sobre sus aliados. Al incorporar a los países del antiguo bloque oriental a la OTAN, Estados Unidos pretendía desafiar y cercar a Rusia. Politólogos estadounidenses de alto nivel como Henry Kissinger, John J. Mearsheimer, George Kennan, Paul Nitze, Robert McNamara y muchos otros ya habían advertido en los años noventa de las dramáticas consecuencias de la expansión de la OTAN hasta las fronteras de Rusia, que Kennan calificó de "error fatídico". Los estadounidenses han defendido sistemáticamente que Ucrania también debería ingresar en la OTAN. En El gran tablero de ajedrez (1997), Zbigniew Brzezinski explicó por qué: "Estados Unidos debe apoderarse absolutamente de Ucrania, porque Ucrania es el pivote del poder ruso en Europa. Una vez que Ucrania se separe de Rusia, ésta dejará de ser una amenaza".

Desde Montesquieu se sabe que hay quienes inician las guerras y quienes las hacen inevitables. Estados Unidos y la OTAN han hecho todo lo posible para que la guerra en Ucrania sea inevitable. Una guerra que no comenzó en febrero de 2022, sino en 2014, ya que 14.000 personas ya habían muerto en el Donbass cuando intervino el ejército ruso.»